Escenas Temidas en la Coordinación

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El sentido de las escenas temidas en la coordinación

En este artículo, Escenas Temidas en la Coordinación, te compartimos algunos extractos del libro «Las Escenas Temidas del Coordinador de Grupos«. Este magnífico libro fue escrito por Eduardo Pavlosky, Hernán Kesselman y Luis Frydlewsky.

Hemos dicho ya que un coordinador de grupos si se encuentra en un grupo de colegas que se dispongan para ello, cuenta con un marco de adecuada seguridad psicológica como para revisar «como en casa» los momentos difíciles más habituales por los que debe pasar durante su ejercicio en el desempeño profesional del rol.

Es posible entonces, con este marco adecuado, ponerse a charlar, a «sacar los propios trapitos al sol» y a confesar temores y dificultades habituales cuya dimensión compartan algunos y que en cambio hagan reír a otros para quienes dicho temor no es importante, ni habitual y si lo es, es fácilmente controlable.

Cualquiera de los que está leyendo estas líneas, si es coordinador de grupos o piensa serlo, se le ocurrirán ya, seguramente, momentos embarazosos o «terribles» por los que suele pasar o teme que le vayan a pasar. Hasta es posible pensar en esos problemas que uno suele enfrentar, pero que nos dejan con «la espina» de si no podríamos haberlos enfrentado con otro estilo o inclusive ciertas situaciones donde como coordinador puede «engranarse», como se dice habitualmente, con ciertos temas del grupo o con ciertos pacientes que plantean mensajes que por alguna razón nos «mueven el piso».

Estos momentos, imágenes conflictivas de nuestra vida profesional pueden formar un repertorio de momentos o imágenes capaces de ser especializadas y representadas dramáticamente en forma de escenas.

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Esas escenas a las que llamamos «escenas temidas» del coordinador de grupos pueden quedar como secretos o misterios de cada coordinador; ser objeto de confesión amistosa y de bromas graciosas sobre la psicopatología de la vida cotidiana de los coordinadores de grupo o, por el contrario, convertirse en objeto de profundización y en una verdadera oportunidad de cambio y aprendizaje para cada coordinador.

En este último sentido, si esta escena temida es representada dramáticamente bajo la guía del propio interesado en estudiarse a sí mismo, llegamos al momento objetivado en otros de su propia dificultad. Si allí nos detenemos, el camino es abierto por una pregunta que se viene sola: esta escena temida para este coordinador, ¿qué está encubriendo de él mismo?; es decir, ¿de qué escena latente de la vida personal del coordinador es representante y a la vez encubridora, esta escena temida de su quehacer profesional?

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