Factores de Cambio en los Grupos

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Factores de Cambio en los Grupos

Fuente: Topia, Un sitio de psicoanálisis, sociedad y cultura
Por Ruth Teubal – Publicado en Abril 2005

I. ¿PORQUE CAMBIA LA GENTE EN LOS GRUPOS?

Fenómenos como la toma de conciencia, o procesos de fortalecimiento personal y colectivo de los integrantes de un grupo no son meramente racionales. Abarcan los diversos aspectos de la personalidad en sus dimensiones del sentir, el pensar y la acción. Para que la experiencia grupal sea transformadora, se requiere el desarrollo de una serie de procesos. Mucho nos podemos equivocar respecto de la eficacia de nuestro trabajo cuando implementamos programas preparados con gran esmero, aportando buena información, dinámicas grupales pertinentes, y nos retiramos muy satisfechos de nuestra producción porque “el grupo trabajó”, y “se cumplieron los objetivos”. Pero, debiéramos preguntarnos “hubo transformación” ? ¿Cómo impactó la tarea y la información en sus integrantes? Cuando preguntamos “los impactó” nos estamos refiriendo a un aspecto afectivo, emocional, o psico social, como también cognitivo. La “toma de conciencia”, el “insight” de que por ejemplo las necesidades son derechos y no falencias individuales, requiere la presencia de este contenido afectivo que se articule con un esquema racional explicativo.

Acerca del concepto de interacción

Según Irving Yalom, la interacción es uno de los puntos de partida para la comprensión de estos factores de cambio. Consecuentemente rescataremos este concepto desarrollado por la Psicología Social norteamericana, y que se refiere a una relación recíproca entre dos o mas individuos cuya conducta es mutuamente modificante y dependiente. Puede ser concebida como un proceso de comunicación que lleva a ejercer influencia sobre las acciones y las perspectivas de los individuos. (Hollander 1971/82). Constituye un rasgo general de la vida, incluyendo la vida grupal. Gran parte de nuestras experiencias está conformada por relaciones sociales que implican interacción. Nuestras características, intereses y aspiraciones individuales, en su totalidad, están influidos de algún modo por ella. Sullivan (citado por I. Yalom) menciona que la personalidad es casi enteramente el producto de la interacción con “otros significativos”, y adquiere particular criticidad en la niñez, dada la necesidad básica de tener cercanía relacional con otros.

Esta autoconstrucción de uno mismo, basada en las adjudicaciones y apreciaciones de otros significativos continúa durante las diferentes etapas de la vida (Hollander 1971/1982), y van enriqueciendo los diversos aspectos de la identidad (individual, étnica, cultural, etc.).

De ahí la importancia de tener buenas experiencias grupales, muchas de las cuales pueden ser correctoras de experiencias anteriores que fueron poco satisfactorias. Los espacios de interacción como los grupales, sirven para fortalecer, desarrollar, y hasta corregir el autoconcepto.

La construcción de significados que se produce a partir de las situaciones de interacción es otro aspecto esencial. Se van incorporando significados, valores, normas, que confrontan con anteriores lógicas de pensamiento, modos de sentir y de actuar.

Aspectos negativos de la interacción se asocian a la presión del grupo sobre el integrante, en la formación de valores y actitudes, y en donde puede haber un sometimiento consciente o inconsciente (violencia simbólica). Todo esto ocurre en el escenario ofrecido por el espacio grupal.

Los diferentes factores de cambio funcionan de manera interdependiente y pueden a la vez, representar partes del proceso de cambio. (Yalom1995). Son también de diferente tipo: algunos se refieren a algo que la persona “aprende”, como el universalismo. Otros se refieren a cambios de la conducta y por último, otros factores, como la cohesión, (concepto que no se desarrollará en el presente trabajo) pueden ser considerados como precondiciones para el cambio. (Yalom, I.1995)

Todos los factores de cambio intervienen en todos los grupos, pero su singular interjuego e importancia diferencial puede variar ampliamente de grupo en grupo. Y personas del mismo grupo pueden beneficiarse de diferentes racimos de factores de cambio.

Se ha realizado una selección de factores de cambio, seguramente incompleta, que proviene de diferentes fuentes; y en algunos casos, se han efectuado reformulaciones:

La Pertenencia

El grupo genera un lugar de pertenencia en diversos aspectos: Posibilita un código común y un lenguaje compartido en relación a necesidades y problemas comunes. Define un lugar de identificación, de identidad y de creación ideológica. (Buchbinder, M.1998).

Ofrece un código y un lenguaje alternativo al que trae cada integrante, en forma individual. O sea que apela a otros sentidos de significación. De este modo, es un lugar de sustento y de continencia para el discurso o la visión de mundo que se trae, y el que se va desarrollando en el curso del proceso grupal.

Ofrece un lugar de contención de las angustias por “la falta de ser”, la desinserción, la vivencia de fragmentación, la vivencia de estar a merced, y las tendencias, tanto a la agresividad como a la melancolización. El grupo sirve al integrante cuando este no puede autocontenerse. (Buchbinder, M. 1998)

Referido al sentimiento de vacío de ser, surgida de diferentes problemáticas y emergentes de las condiciones actuales, el aporte de todo el grupo, y no solo del coordinador, es importante.

Destacamos una íntima vinculación entre pertenencia y la continencia grupal. La continencia grupal funciona como piel grupal.

El grupo puede ser también un lugar de continencia de conductas regresivas, de diferente orden, muchas veces propiciadas por el mismo proceso grupal, y otras, por las particulares circunstancias que atraviesan sus integrantes.

Provisión:

Frente a los efectos devastadores del contexto social, el grupo puede brindar afecto. Los operadores grupales deberían tener conciencia de las necesidades de afecto, ante la intensidad de las carencias de todo tipo y la masividad de las demandas.

La posibilidad de reinserción social-cultural es otra provisión posible, especialmente valioso en procesos de desafiliación o desenganche como lo son las pérdidas de empleo, vivienda, u otros espacios institucionales y relacionales. En este aspecto, es nuevamente de gran importancia el aporte y los recursos que pueden tener y ofrecer los integrantes de los grupos. Implica poner en movimiento la estructura del dar y el recibir.

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Creación de realidad:

El trabajo grupal puede aportar un mayor discernimiento de la realidad, la discriminación grupo interno- grupo externo. Es frecuente la necesidad de revisar y ajustar expectativas y fantasías poco fundadas o realistas ante situaciones de cambio personal, (como por ejemplo, la futura adopción de un bebé), o ante ciertas tendencias transgresoras que pueden dañar al que las actúa (jóvenes o adolescentes, en conflicto con la ley, jóvenes drogadictos) como también frente a ciertos aspectos particulares de la personalidad.

El aprendizaje de la aceptación del otro
El grupo permite confrontar diferentes lógicas de pensamiento y de acción. Cada integrante aporta su propia visión que es confrontada con la de otros, y esto obliga a darse cuenta que hay otras visiones que uno no conoce .

El otro permite que uno revise las propias posiciones y contradicciones, para confirmarlas, relativizarlas o descartarlas. Se aprende a escuchar lo ajeno, lo diferente, lo no deseado y lo frecuentemente silenciado. El grupo debiera funcionar como continente de todas las diferencias.

Yalom desarrolló una extensa investigación a lo largo de los años, tratando de elucidar- según la perspectiva de los entrevistados- las cuestiones o situaciones de su experiencia que favorecieron que ellos cambien. Se desarrollan dos factores:

Instilación de la esperanza

La esperanza es crucial para cualquier experiencia grupal que busca el cambio, tanto individual como colectivo. Permite que los integrantes del grupo permanezcan en el grupo el tiempo necesario para que se generen los cambios o los objetivos buscados. Por otra parte, una expectativa previa de cambio o de logro podría estar altamente correlacionado con un desenlace positivo.

Es uno de los secretos del éxito de los grupos de autoayuda diversos conducidos por personas recuperadas. Como también de los de ayuda mutua conducidos por profesionales. El poder observar los cambios realizados por otros integrantes es una importante fuente de esperanza, que otorga vitalidad y poder a los proyectos individuales y del grupo.

Universalismo

Muchas personas que concurren a grupos por problemas específicos, como por ejemplo, los grupos de mujeres golpeadas, o de padres que perdieron a sus hijos, y aún los de desocupados, pueden tener un profundo sentimiento de que su problemática es única. Si bien en un cierto sentido, esto es correcto, el aislamiento que esto genera contribuye en gran medida a potenciar este sentimiento, que a la vez genera el aislamiento social al modo de un circulo vicioso. Cuando los integrantes de un grupo que se inicia comienzan a percibir que otros tienen problemas similares, pueden sentir enorme alivio, la sensación de estar en mayor contacto con el mundo, como también la reducción de su aislamiento y de sus sentimientos de estigmatización y rechazo.

El universalismo no tiene fronteras claras; se amalgama con otros factores generadores del cambio. El hecho de relatar y compartir y ver las similitudes con otros integrantes es acompañado por la catarsis, y la aceptación del grupo.

Según Yalom, no es solamente el descubrir a otros con problemáticas similares, y la des-confirmación del carácter de único de la propia problemática lo que ayuda; lo que ayuda es la experiencia afectiva de compartir el propio mundo interno y el ser escuchado, y luego el ser aceptado como uno es.

El universalismo como también la esperanza tienen una fuerte presencia en los diversos tipos de grupos de auto-ayuda y ayuda mutua, que buscan solucionar necesidades y problemas de sus integrantes. De igual modo, son factores presentes en las diversas formas que adquiere lo grupal como acción colectiva, donde se procura solucionar un conflicto, satisfacer una necesidad o hacer cumplir un derecho de orden supraindividual. Allí es donde la acción colectiva se torna solidaria y se transforma claramente en práctica política. La acción colectiva liga e identifica a sus participantes entre si, generando el sentimiento de pertenencia y otorgando una identidad social o colectiva a sus integrantes. Estas formas de lo grupal frecuentemente se transforman en sistemas de poder. Son grupos caracterizados por la solidaridad, que como observamos actualmente, se pueden transformar en sistemas de poder.

Otros aprendizajes o cambios posibles facilitados por la participación en grupos:

El grupo permite el análisis de las contradicciones y de las diferentes representaciones sociales, tanto hegemónicas como contrahegemónicas que se despliegan. Las contradicciones y conflictos se pueden transformar en pregunta, neutralizando su aspecto dilemático. La confrontación permite romper con pautas estereotipadas.

Se posibilita pensar en modos alternativos a los propios, y que pueden ser mucho mas ricos y profundos.

La confrontación verbal, la dialéctica verbal permite ampliar el horizonte del pensamiento, de los propios estilos, modalidades de conducirse, de las propias ideas y creencias.

Obliga a una mayor autoconciencia, autoconocimiento de la realidad, y de la relación con uno mismo y el mundo.

El grupo es el espacio para desarrollar la autonomía, salir de la dependencia, hacia una mayor libertad de pensamiento. Los grupos democráticos son escuelas de aprendizaje de valores democráticos, de participación y protagonismo, y de aprendizaje del ejercicio del liderazgo.

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