Función de Equipo
Continuamos el diálogo con el Doctor Pichon Rivière, dispuestos a enfrentar la opinión pública, es decir, a nuestros lectores, con un enfoque psico-sociológico del deporte. De los conceptos generales, lentamente arribamos al análisis del jugador y, fundamentalmente, a la de su función de equipo
Paulatinamente vamos encontrando en el lenguaje de todos los días; en los lugares comunes de que nos valemos quienes andamos en estas cosas por virtud del periodismo o, simplemente, en razón de nuestra afición. Afición que comparten los grandes núcleos humanos que individualizamos como masas de espectadores.
No pretendemos decir cosas nuevas. Lejos de nuestro ánimo en tono admonitorio. Solamente señalamos los problemas y también las vías de solución. Sobre todo porque estamos absolutamente convencidos de que las situaciones más graves en torno a los conflictos, o no se ven o no se tratan con el debido criterio.
Y decimos esto pensando muy en especial en los recientes episodios de pública notoriedad que se han desprendido de la actuación del plantel futbolístico argentino en Suecia. Fueron muchos los que esperaban «sensacionales declaraciones» de protagonistas y testigos, más todas las presunciones rondaban planos minúsculos e intrascendentes, algunos cuyos matices entraban decididamente en el terreno de lo ridículo.
Lo real y concreto es que ya tenemos el material como para establecer un cuadro clínico, y operar de inmediato terapéuticamente. Pero todo esto surgirá del diálogo, con palabra y pensamiento más autorizados que el nuestro.
-Bien, doctor Pichón Rivière, hemos llegado al deportista.
-Indudablemente. Ya hemos visto que el deporte es: juego más competición.
Deportista, por ende, es todo aquel que participa del mismo, no solamente con su habilidad personal y el conocimiento técnico que posea del deporte que practica, sino con otro agregado que establece, precisamente, la diferencia entre juego y deporte. O sea que el deportista debe tomar conciencia y responsabilidad del papel que debe desempeñar dentro del equipo de que forma parte.
-¿Qué es jugador?
-Creo que la resultante de una serie de elementos que podemos resumir en tres puntos: 1) factores físicos; 2) factores técnicos; 3) factores psíquicos.
-Le formulé la pregunta porque quisiera que estableciéramos el concepto apelando a un ejemplo concreto: el fútbol.
-Como muy pocos otros, esto ya lo hemos manifestado: el fútbol pertenece a los juegos deportivos sociales. Esto se traduce con mayor claridad en lo siguiente: el jugador quiere y debe ser un co-jugador, con intención de serlo también respecto de la actuación de sus contrincantes del campo o adversarios. El equipo contrario nunca habrá de ser un enemigo que constituya una amenaza permanente, un obstáculo o impedimento que estorbe. Los compañeros del mismo equipo como los integrantes del equipo adversario, están presentes unos en otros en base a lo que llamamos esquema referencial previo de cada uno de los componentes con respecto a compañeros y adversarios. Por la dinámica de este esquema, y en la medida en que el mismo es operante, se obtiene un mayor o menor éxito en la labor realizada.
-¿Qué es lo que determina esa unidad de los equipos contrapuestos?
-No es sólo la paridad en el dominio del juego o de su técnica lo que la determina. La unidad radica, ante todo, en la conciencia que se adquiere -y por lo tanto en la voluntad decidida- de luchar contra el adversario para alcanzar la victoria.
-¿Sería ésa la finalidad?
-La victoria es necesaria a la estructura social del deporte, ya que en él los equipos se oponen, pero no constituye su finalidad. Esa finalidad consiste exclusivamente en jugar un buen partido combatiendo lealmente por la victoria.
-¿Estamos hablando, quizá, de la moral deportiva?
-En cuanto lleguemos al convencimiento que en los deportes el adversario es al mismo tiempo un compañero, comprendemos perfectamente cuál es la moral que el deporte debe mantener y, sobre todo, promover.
-Damos por comprendido en ese principio el respeto por los reglamentos…
-Si duda alguna. Y también la aceptación de la disciplina y de todas las sensaciones eventuales. Pero, por sobre todo, pensamos que debe mantenerse el juego limpio y el buen humor. Si se quiere mantener el valor sociológico y pedagógico del deporte, es imprescindible que el aspecto guarde un nivel alto.
-Volviendo al tema anterior, le diría que el fútbol es, además, un notable medio de distracción.
-Comparto plenamente la opinión. Este deporte es de los que atraen mayor cantidad de espectadores, y ello se explica porque el hombre de trabajo es también hombre de juego. Pensemos, por otra parte, que en los deportes se despiertan viejas situaciones que están semilatentes. Por eso es que el deporte constituye una distracción. Especialmente el fútbol.
-Bien, prosigamos. Falta considerar un aspecto vital: el del permanente contacto del equipo.
-La importancia de que un equipo mantenga un contacto permanente se basa en la posibilidad de establecer paulatinamente un esquema interno de coordinación en cada uno de sus integrantes, a fin de que éstos rindan con máxima eficiencia su función de engranaje de equipo.
-¿Significa esto que deben ajustarse a técnicas preestablecidas?
-No. Los resultados de esa técnica con papeles estudiados de memoria, generalmente son contraproducentes. Ya conocemos, por otra parte, cuáles son sus consecuencias. Lo que interesa es la compenetración de los aspectos positivos de cada uno, para que se capitalicen y se aprovechen en función de una labor conjunta.
-Creo que eso es lo que los sociólogos llaman esquema referencial.
-Efectivamente. Y es evidente que para lograr en cada integrante del equipo un esquema referencial que esté de acuerdo a las necesidades del mismo, es necesario un conocimiento mutuo a través de cierto tiempo, de modo que se pueda ir modificando en la medida que surjan elementos de roce o disonancia que impidan un entendimiento mejor.
-¿Y si se trata de formar un equipo para un encuentro imprevisto?
-Cuando un equipo ha operado en esas condiciones que señalamos y deba enfrentar a otro imprevistamente, estará en condiciones de sobrellevar convenientemente una competición, aún cuando sus componentes analizados en forma individual, sean de escasa calidad. Con esto quiero señalar, en buen romance, que no es la calidad individual lo que solamente se necesita para formar un equipo con probabilidades de éxito. Lo importante es la capacidad de coordinación de cada uno de los valores que entran en juego. Porque el resultado sólo lo dará la suma de esos valores. En la medida en que la capacidad potencial logra emerger para trocarse en capacidad real, las posibilidades del resultado final de la labor van en aumento.
-¿Es decir que los valores individuales no se necesitan?
-No; quise decir que no solamente se necesita de valores individuales, sino la calidad potencial aumenta considerablemente por medio de la coordinación del equipo. De esta forma se logra el máximo real de rendimiento en esos valores.
-¿Y en cuanto al clima interno de relaciones?
-Un equipo con tensiones controladas, sin conflictos y sin roces internos, logra una armonía técnica y moral que redunda en beneficio no sólo del público y del espectáculo, sino de los propios jugadores que lo componen y aun de los adversarios.
Enrique Pichon Rivière (Función de Equipo)
(En «Psicología de la vida cotidiana», 1966/67)
Función de Equipo posibilita trabajar sobre los siguientes temas: interacción