Teoría de la Reducción del Impulso

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La Teoría de la Reducción del Impulso

La teoría fue creada por el conductista Clark Hull y desarrollada por su colaborador Kenneth Spence. Según los investigadores, la teoría de la reducción del impulso es la principal fuerza detrás de la motivación.

Hull fue uno de los primeros teóricos en intentar crear una gran teoría diseñada para explicar todo el comportamiento. Comenzó a desarrollar su teoría poco después de comenzar a trabajar en la Universidad de Yale, basándose en ideas de otros pensadores, incluidos Charles Darwin, Ivan Pavlov, John. B. Watson y Edward L. Thorndike.

Hull basó su teoría en el concepto de homeostasis, la idea de que el cuerpo trabaja activamente para mantener un cierto estado de equilibrio. Por ejemplo, su cuerpo regula su temperatura para asegurarse de que no tenga demasiado calor o demasiado frío.

Hull creía que el comportamiento era una de las formas en que un organismo mantiene este equilibrio.

Basado en esta idea, Hull sugirió que toda motivación surge como resultado de estas necesidades biológicas. En su teoría, Hull utilizó el término impulso para referirse al estado de tensión o excitación provocado por necesidades biológicas o fisiológicas.

La sed, el hambre y la necesidad de calor son ejemplos de impulsos. Un impulso crea un estado desagradable, una tensión que necesita ser reducida.

Para reducir este estado de estrés, humanos y animales buscan formas de satisfacer estas necesidades biológicas. Bebemos cuando tenemos sed o comemos cuando tenemos hambre.

Sugirió que los humanos y los animales repetirán cualquier comportamiento que reduzca estos impulsos.

La Teoría de los Impulsos

La teoría de los impulsos combina la motivación, el aprendizaje, el refuerzo y la formación de hábitos para explicar y predecir el comportamiento humano. Es una teoría que intenta analizar, clasificar o definir las pulsiones psicológicas, una pulsión es una necesidad instintiva que tiene el poder de impulsar la conducta de una persona.

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Esta teoría se basa en el principio de que los organismos nacen con ciertas necesidades psicológicas y que se crea un estado negativo de tensión cuando estas necesidades no son satisfechas. Cuando se satisface una necesidad, la pulsión se reduce y el organismo vuelve a un estado de homeostasis y relajación.

Según la teoría, el impulso tiende a aumentar con el tiempo y funciona con un sistema de control de retroalimentación, muy parecido a un termostato.

La teoría de los impulsos es importante para comprender la formación de hábitos como resultado del aprendizaje y el refuerzo. Por ejemplo, para modificar los malos hábitos, como el consumo de drogas (que puede verse como una forma de reducir la euforia), es esencial comprender cómo se crean los hábitos; la teoría de los impulsos ofrece esta idea.

Por lo tanto, la teoría de los impulsos no se puede explicar de forma aislada. Si bien Sigmund Freud tenía razón al decir que nuestro cuerpo se esfuerza por satisfacer nuestros impulsos, no tomó en contexto la situación social y ambiental más amplia.

De hecho, es el entorno social y ambiental el que da forma a nuestras necesidades y deseos.

(Fuente: https://experimentos.dinamicasgrupales.com.ar/teoria-de-los-impulsos/)

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