Técnica del riesgo
Te proponemos usar con tu equipo la técnica del riesgo cuando experimentan temores o miedos a los cambios que impulsas.
La técnica del riesgo (propuesta por Norman R. F. Maier) tiene por objeto reducir el temor a enfrentar situaciones nuevas, tales como enfrentarse a un nuevo grupo de compañeros en la universidad, solicitar un empleo, conducir por primera vez una clase, ingresar a un grupo donde no se conoce a nadie, etc.
En general, toda situación de cambio produce algunos temores. La técnica del riesgo trata de reducir los sentimientos inhibitorios o negativos carentes de fundamento.
Si todos los miembros de un grupo tienen temores, unos específicos y otros vagos, cada uno de ellos puede ayudar al otro manifestando en voz alta los temores que puede localizar y desea comunicar. De este modo, la expresión colectiva del grupo sirve para clarificar los temores y al mismo tiempo crea una situación en la cual resulta aceptable su expresión en público.
Principales usos: Puede ser útil al inicio de un curso o cuando el grupo presenta actitudes negativas como desinterés o apatía a un nuevo proyecto.
Cómo se aplica
La situación a trabajar puede surgir del propio grupo en cualquier momento o bien ser propuesta por el profesor-facilitador.
- El profesor-facilitador formula con precisión la situación real o hipotética productora de temores o sensación de riesgo. Explica que en la situación hay, seguramente, aspectos agradables, positivos, gratificantes, y quizá también algunos aspectos negativos, desagradables, inhibitorios, que podrían causar cierta tensión o preocupación, como por ejemplo, los exámenes. Sobre estos últimos aspectos solicita que se fije la atención, que se reflexione y que se manifiesten puntos de vista con absoluta libertad.
- El profesor-facilitador estimula al grupo para que se expresen las opiniones, tratando de descubrir los temores que despiertan muchos aspectos difíciles durante el trabajo en el aula. Los miembros del grupo hablan de los peligros o riesgos que implica cualquier cambio y dejan de lado, por el momento, toda discusión sobre posibles ventajas. Debe crearse en el grupo un clima tolerante que favorezca la libre expresión.
- A medida que los miembros del grupo van expresando los posibles riesgos, el profesor-facilitador los anota en el pizarrón en forma resumida.
- Una vez agotada la presentación de los riesgos, el profesor invita a discutir los que han sido anotados en el pizarrón, uno por uno. Se analiza cada riesgo, se discute, se dan opiniones y puntos de vista sobre su realidad y fundamento. Si el grupo rechaza uno de los riesgos expuestos por uno de sus miembros, tratará de que se analice y discuta de modo que quien lo manifestó pueda esclarecerlo y se posibilite un cambio favorable en su actitud.
- Durante el análisis se observará si el grupo acepta o rechaza un determinado riesgo. El profesor-facilitador guiará la discusión, permitiendo que sean los propios interesados quienes argumenten y encuentren las soluciones. Dar consejos o manifestar opiniones personales, cancela el proceso.
- Por lo general, los miembros del grupo se sientan motivados para demostrar que los riesgos anotados, o cuando menos muchos de ellos, carecen de fundamento. De ese modo van cambiando las actitudes negativas.
- Cuando se logra modificar las actitudes negativas frente a un riesgo, se borra de la lista o se tacha. La actitud del profesor-facilitador debe ser reticente más que favorable cuando se elimina un riesgo, con objeto de que sea bien aclarado.
- Es probable que en una sola sesión no sea posible eliminar todos los temores infundados. Por lo tanto, en las siguientes oportunidades se vuelve a considerar la lista y en sucesivas discusiones es viable que los riesgos vayan desapareciendo gradualmente. En una sola sesión o en sesiones posteriores podrán observarse cambios en la actitud de los alumnos.
Sugerencias
- Únicamente deberá trabajarse sobre los temores que se relacionan con la situación educativa en el grupo y nunca con las emociones o temores personales porque los profesores no tenemos la capacitación necesaria.
- Conviene que el grupo no sea muy numeroso para facilitar la participación de todos. En una clase de treinta alumnos la técnica del riesgo da buenos resultados, pero se advierte una participación parcial debido a que los menos comunicativos dejarán «que hablen los otros».
- Las anotaciones de la lista en el pizarrón favorecen el proceso, aclaran el pensamiento y las actitudes, estimulan la atención e introducen un ambiente que favorece la participación.
- La atmósfera en clase deberá ser de tolerancia, nunca autoritaria.
- El profesor-facilitador no deberá expresar sus opiniones ni dar consejos, sino permitir que los alumnos encuentren sus propias soluciones.
- La lista de riesgos puede ser abordada en sucesivas sesiones.
(Fuente: http://hadoc.azc.uam.mx/tecnicas/dinamicas.htm)