Método Phillips 66

Técnica de Debate y Discusión
3.6
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Método Phillips 66

El nombre Método Phillips 66 deriva de su creador J. Donald Phillips. Del Michigan State College, y del hecho de que 6 personas discuten un tema durante 6 minutos. Es particularmente útil en grupos grandes de más de 20 personas.

Objetivo principal:

Lograr la participación democrática en los grupos muy numerosos. Tal como lo ha expresado su creador: «en vez de una discusión controlada por una minoría que ofrece contribuciones voluntarias mientras el tiempo lo permite, la discusión 66 proporciona tiempo para que participen todos, provee el blanco para la discusión por medio de una pregunta especifica cuidadosamente preparada, y permite una síntesis del pensamiento de cada pequeño grupo para que sea difundida en beneficio de todos».

Objetivos específicos:

– Permitir y promover la participación activa de todos los miembros de un grupo, por grande que éste sea.

– Obtener las opiniones de todos los miembros en un tiempo muy breve.

– Llegar a la toma de decisiones, obtener información o puntos de vista de gran número de personas acerca de un problema o cuestión.

– Detectar intereses, opiniones, deseos, problemas o sugerencia de un grupo grande de personas en poco tiempo.
– Ampliar la base de comunicación y de participación al interior de un grupo numeroso.
– Implicar a la gente en las responsabilidades grupales.
– Disponer de un sondeo rápido de las opiniones o captar la disposición general prevaleciente en un grupo.
– Reforzar las prácticas democráticas al interior de un grupo.

Además, esta técnica desarrolla la capacidad de síntesis y de concentración; ayuda a superar las inhibiciones para hablar ante otros; estimula el sentido de responsabilidad, dinamiza y distribuye la actividad en grandes grupos.

El «Phillips 66» puede ser aplicada en muy diversas circunstancias y con distintos propósitos, siendo un procedimiento flexible.

Aspectos metodológicos

1ª fase: En el grupo grande:
– En primer lugar, cuando en un grupo numeroso de personas se considera oportuno realizar un Phillips 66, hay que explicar a la gente para qué se emplea y en qué consiste el procedimiento.
– En segundo lugar, se formula la pregunta o se indica el tema concreto sobre el que se va a dialogar.
– Por último, se invita a la gente formar los subgrupos, siendo casi siempre preferible que busquen a las personas menos conocidas.

2ª fase: En los subgrupos:
– Cada subgrupo designa un coordinador (que controla el tiempo y permite que cada miembro exponga sus ideas) y un secretario o relator que anotará las conclusiones para exponerlas en el grupo grande.
– El coordinador da la señal de comienzo del tiempo.

– Los grupos tratan el tema, dando oportunidad a que todos participen.

– Cuando falta un minuto para terminar el tiempo, el coordinador avisa.

– Antes de terminar la reunión, cada secretario lee las conclusiones y obtiene el consenso del resto del grupo.

3ª fase: Se pasa de la situación intra-grupal a una situación inter-grupal
– Terminado el tiempo previsto -siempre puede ser elástico en algunos minutos- se reúnen los subgrupos (constituyendo otra vez el grupo grande inicial) y cada secretario expone brevemente las conclusiones u opiniones del subgrupo; si las hubo, deben expresarse también las discrepancias o diferencias de puntos de vista que se produjeron.
– Se anota en una pizarra una síntesis de los informes presentados, y se hace un resumen general.

Papel del coordinador en procesos de debate:

Para aplicar esta técnica, el componente del grupo que hace de coordinador debe:

– Presentar de manera clara el tema o problema que se ha de considerar.

– Precisar el objetivo a conseguir en grupo

– Clarificar los criterios de agrupación de los miembros.

– Fijar el tiempo destinado a trabajar en grupo.

– Comentar, si es necesario, la conveniencia de escribir los acuerdos y producciones.

– Cuidar que los intercambios dentro de cada pequeño grupo se ciñan al tema que se ha estipulado.

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– Asegurar que las intervenciones se lleven a cabo con la intensidad de voz adecuada para evitar interferencias en otros grupos.

– Indicar el término de la discusión

– Poner las condiciones para que los diversos miembros procuren llegar, en lo posible, a posiciones unificadas o complementarias.

En la puesta en común el coordinador debe cuidar de:

– Favorecer la clara, ágil y ordenada aportación de los diversos miembros.

– Asegurar la buena calificación, de entrada, de todas las aportaciones.

– Velar para que estas aportaciones sean consideradas en términos de complementariedad.

– Dejar constancia escrita del material elaborado.

Sugerencias prácticas:

Cuando el grupo no es muy numeroso, pueden formarse subgrupos de 3 o 4 miembros. En cambio no es conveniente formar grupos de más de 6 personas, porque la participación se vería afectada.

Si los miembros no se conocen, la interacción será favorecida con una breve auto – presentación antes de comenzar la tarea del subgrupo.

El facilitador podrá ampliar el tiempo de discusión de los subgrupos si observa que éstos se hallan muy interesados en el tema, o no han llegado al resumen.

Es conveniente que la pregunta o tema en discusión sea escrita en una pizarra y quede a la vista de todos.

En las primeras experiencias se propondrán temas sencillos, formulados con la mayor claridad y precisión.

El facilitador debe actuar con sencillez y naturalidad, estimulando el interés por la actividad. No debe hacer ninguna evaluación de las ideas o respuestas aportadas por los subgrupos; es el grupo quien debe juzgarlas.

En una etapa de mayor experiencia, se pueden asignar distintos temas a cada subgrupo o a varios de ellos.

En lo posible, la pregunta ha de ser de las que exigen respuestas de tipo «sumatorio» (Y no de oposición); ejemplo: mencione causas….; qué consecuencia tiene……; cuántos factores….; qué características…., etc.

No conviene utilizar esta técnica para tratar temas controvertidos en las ocasiones en que se quiere saber la opinión de las personas que integran un grupo grande, aunque a veces puede ser inevitable incluir temas que polarizan a la gente.

El animador del grupo debe moverse entre los subgrupos para estar a disposición de los mismos.

Hay que hacer uso de las conclusiones, ya que de lo contrario se puede producir una frustración entre los participantes.

Dado que los aportes suelen ser superficiales y dispersos, conviene utilizarla para plantear temas muy breves y concretos.

Posibles aplicaciones:

El «Phillips 66» puede usarse tanto en clases comunes como en eventos especiales de grupo. No es de por sí una técnica de aprendizaje, no enseña conocimientos ni da información (salvo la eventual que aparezca en la interacción).

Facilita en cambio la confrontación de ideas o puntos de vista, el esclarecimiento y enriquecimiento mutuo, la actividad y participación de todos los alumnos estimulando a los tímidos o indiferentes. En un grupo de discusión, que bien puede ser la clase, el «Phillips 66» es útil para obtener rápidamente opiniones elaboradas por subgrupos, acuerdos parciales, decisiones de procedimiento, sugerencias de actividades, tareas de repaso y de comprobación inicial de la información, antes de tratar un nuevo tema.

También puede utilizarse esta técnica en al aula para indagar el nivel general de información que poseen los alumnos sobre un tema; para elaborar y hallar aplicaciones a un tema aprendido teóricamente.

Después de cualquier actividad realizada colectivamente (Clase, conferencia, película, experimento, etc.) la misma puede ser evaluada o apreciada en pocos minutos por medio de esta técnica.

(Fuente: http://unmsm.tripod.com/grupos01.html)

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