Metáforas

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Metáforas

Oscar S. Bricchetto en su libro Metáfora Lúdica habla de lo latente y manifiesto desde la metáfora de la figura del iceberg, para determinar lo que está en la superficie y lo
oculto en las profundidades del agua.

Y nos dice que no podemos navegar esas aguas si no sabemos lo que está sumergido. ¿Y por qué nos dice esto?. Para que tengamos cuidado en nuestras intervenciones
en el uso de las metáforas en la práctica psicosocial, porque podríamos aplicarlas mecánicamente.

Cuando leemos el existente, sabemos que partes del pasado pueden ser leídas en él, puesto que éstos se conservan y además por el carácter de los signos manifestados. Nos aclara que los restos del pasado que son reprimidos, no siempre son situaciones traumáticas que entorpecen nuestro crecimiento y provocan enfermedad. Y que estos restos además “son recursos, instrumentos, técnicas yoicas, desarrolladas o potenciadas, organizadas como
sistemas”.

Se presenta un existente, y éste va desde lo manifiesto a lo latente. Lo manifiesto nos va a permitir hacer una descripción comprensiva. Y lo latente nos permite construir hipótesis.
Este existente que aparece en el escenario grupal, a través de situaciones individuales-grupales-comunitarias, tiene conflictos, acuerdos y contradicciones.

Lo que nos permitirá evaluar estas situaciones son los obstáculos y los núcleos potenciales que van a obrar para un posterior desarrollo. “Se intenta integrar la salud y la enfermedad, los mecanismos defensivos y las técnicas instrumentales yoicas”, que son la caja de herramientas que todo individuo posee para enfrentar la vida.

El término metáfora se podría traducir como “trasladar de aquí para allá”. La metáfora se utiliza para un diagnóstico de situación. Es un buen recurso del operador y los integrantes del
grupo –para el momento en que se “necesite insight– darse cuenta de cómo se generan los obstáculos”.

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Puesto que el recurso de la metáfora hace que aparezcan “acá” aspectos que se dan “allá”, y estos al emerger se pueden percibir, investigar y luego modificar. Se usan en intervenciones en forma intencional para provocar modificaciones y nos dan la posibilidad de leer y organizar ese caos que suelen presentar los signos sociales.

Es un recurso verbal y lúdico, un instrumento que utiliza el operador para provocar múltiples hipótesis y producen interpretaciones del grupo. A modo de Ejemplo:

Ante un aumento de las dificultades: “es como si estuviéramos en un embudo”.
Ante vivencias de confusión, de encierro, de no encontrar salida: “perdidos en un laberinto”.
Para referirse a situaciones de incomunicación: “Pareciera una torre de Babel, cada uno habla un idioma distinto”.
Por encontrarse siempre en el mismo lugar, a pesar de los esfuerzos por avanzar: “como Penélope, teje de día, desteje de noche”.
Para facilitar la emergencia de aspectos angustiantes negados y la reflexión sobre ellos: “tranquilo como agua de tanque”.
Ante una interacción grupal vivida como catastrófica: “el barco se va a pique”.

Además de las metáforas se pueden utilizar, leyendas, mitos, refranes, pertenecen al lenguaje cotidiano y esto los hace más espontáneos.

“La metáfora lúdica es un instrumento para el trabajador psicosocial, consiste en una construcción de juegos, ejercicios y diálogos grupales que posibilitan revelar y explorar relaciones y vínculos en las instituciones, las comunidades, los grupos”

(Fuente: http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=126&id_articulo=1210)

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